Rosa Martinez Espinosa

 

A lo largo de los años, la Fundación UFW ha ayudado a miles de miembros de la comunidad con servicios legales de inmigración, asegurándose de que reciban la ayuda profesional que necesitan para navegar las leyes de inmigración. Una de las historias más impactantes de la Fundación UFW es la de Rosa Martínez Espinosa, cuyo viaje de cinco años en el sistema de inmigración fue extremadamente desafiante. 

Rosa Martínez Espinosa comenzó su vida en México, trabajando como camarera en la cafetería del Hotel Regis de la Ciudad de México hasta que éste se derrumbó en el gran terremoto de 1985, al que afortunadamente sobrevivió gracias a que tuvo la mañana libre. Luego trabajó en un café llamado El Popular. Intentó estudiar pero sus días eran muy largos trabajando para llegar a fin de mes y nunca pudo terminar la escuela. 

En agosto de 1989, al no poder ganarse la vida dignamente en ese momento, Rosa decidió buscar una vida mejor y otras oportunidades económicas mudándose a los Estados Unidos. Llegó a Los Ángeles, California, donde el mayor desafío para ella fue la barrera del idioma, ya que tenía un conocimiento muy limitado del inglés. Otro desafío fue conseguir la documentación adecuada para poder trabajar en restaurantes. 

Después de un mes en Los Ángeles sin suerte para encontrar trabajo, Rosa se mudó a Bakersfield. A poco de llegar a Bakersfield, Rosa empezó a trabajar en el campo y quedó embarazada de su hija Elizabeth y posteriormente de su hijo Luis, criando a sus hijos con muy pocos recursos. 

En el 2018, Rosa fue arrestada en el condado de Kern. Sin comprender los cargos presentados en su contra, Rosa fue detenida en el Centro de Detención y Procesamiento de ICE de Mesa Verde en Bakersfield. 

En junio de ese año, Rosa sería conectada con la abogada directora de la Fundación UFW, Ambar Tovar. Rosa sería la primera cliente del Proyecto de Defensa de Deportación de la Fundación UFW con Ambar representando a Rosa. Afortunadamente para Rosa, fue liberada con una fianza de $5,000 y su hijo presentó una nueva petición en su nombre y luego una solicitud de Ajuste de Estatus. Sin embargo, durante los siguientes cinco años, el estrés y la tensión emocional de esta terrible experiencia causaron estragos en su estado físico, mental y emocional. 

“Estos últimos cinco años han sido muy difíciles para mi mamá”, dijo Elizabeth Espinosa. “Pasó de ser una mujer fuerte y resiliente que trabajaba en el campo a no poder trabajar porque el estrés y la ansiedad la debilitaban. El estrés y la ansiedad le pasaron factura no sólo a ella sino que también ha afectado mucho a mi hermano Luis. Ella perdió 70 libras en los últimos dos años debido a toda esta preocupación”. 

Rosa dijo "fue agotador con mucho shock, mucho estrés e incertidumbre. Tenía mucho miedo y angustia porque no sabía lo que iba a pasar". 

Después de más de cinco años de agitación emocional, física y mental, en agosto del 2023, la pesadilla finalmente terminó. Rosa Martínez Espinosa compareció ante un juez de inmigración de San Francisco y se le otorgó el estatus de Residente Permanente Legal. 

Ahora que se le ha otorgado su residencia permanente gracias a todo el arduo trabajo y determinación de Ambar y su equipo, todo ese peso se ha quitado de ella y de nosotros, y estamos trabajando en el trauma que toda esta situación ha causado a nuestra familia. ”, dijo Isabel. 

Cuando se le preguntó qué planea hacer ahora, Rosa dijo que está trabajando para recuperar su salud y poder volver a trabajar. En cuanto a su hija Elizabeth, dijo: "Siento que se nos ha dado una segunda oportunidad de ser una familia y estoy muy agradecida por esa oportunidad". 

Estoy agradecida desde el fondo de mi corazón por todo el trabajo que hizo la Fundación UFW”, dijo Rosa. “No tengo suficientes palabras para agradecer a la Fundación UFW por otorgarme lo que siempre soñé. Finalmente puedo vivir el sueño que perseguí hace más de 30 años”. 

Al igual que Rosa, hay millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos que necesitan asistencia legal. 

Este caso, y otros, hablan de la razón por la cual estos servicios son críticamente necesarios en nuestras comunidades”, dijo la abogada directora de la Fundación UFW, Ambar Tovar. “Sin nuestro apoyo, me temo que no se le habría brindado la dignidad humana ni el debido proceso y habría sido deportada mientras estaba detenida. Espero que esta historia también nos inspire a continuar haciendo el trabajo que hacemos para servir a tanta gente”.